Existen numerosas lesiones que pueden afectar a nuestra salud buco-dental y producirse, a su vez, por una gran cantidad de agentes. En este caso vamos a hablar sobre las abfracciones.
¿QUÉ SON LAS ABFRACIONES?
Estas lesiones no están producidas por las caries y suponen la pérdida de sustancia en los dientes. Un ejemplo común de estas son las producidas en el cuello de los dientes.
Se originan a lo largo del tiempo por tensiones que tienen lugar en nuestra boca (de tracción y compresión por fuerzas oclusales mal dirigidas), es decir, choques diente con diente.
Esto da lugar a pequeñas fracturas en el esmalte de nuestra dentadura que con el tiempo acaba ocasionando la pérdida de estructura dental.
ESTADIO INICIAL
ESTADIO AVANZADO
¿CÓMO SON LAS ABFRACCIONES?
Las abfracciones, como la mayoría de lesiones dentales, las podemos detectar y tienen un aspecto característico. Tal y como vemos en las imágenes, esta lesión se manifiesta en forma de cuña en el cuello del diente. Se produce en esta zona porque la corona es demasiado rígida y no se puede deformar.
El proceso de deformación comienza adelgazando de forma regular el espesor del esmalte, y a medida que pasa el tiempo, va profundizando en la dentina pudiendo dañar tejido subgingival e incluso, en algunos casos, llegar al nervio.
Otros aspectos característicos de esta lesión es que posee márgenes bien definidos, y se pueden manifestar en un solo diente o en varios.
Una vez instaurada la lesión, pueden influir negativamente otros factores como la acción erosiva de un cepillo de dientes, alimentos o sustancias ácidas que originan abrasión y ablandan el tejido duro.
TRATAMIENTO ANTE LAS ABFRACCIONES
Un diagnostico precoz de las abfracciones es de suma importancia, puesto que estas son lesiones crónicas y que se reproducen a lo largo del tiempo llegando a alcanzar fases agudas.
Su tratamiento se basa en tapar la zona afectada con composites, de forma similar a un empaste. Además, es importante buscar la causa concreta de la abfracción, su origen, e intentar solucionarla.
Sin embargo los tratamientos pueden variar en función de las características del paciente y de su historial. Por ejemplo, si las abfracciones se han producido en una persona bruxista (personas con el hábito de apretar o hacer rechinar las estructuras dentales involuntariamente) como tratamiento preventivo se aplicaría una férula de descarga.